A pesar de que el verano hace tiempo que pasó, España cuenta con una gran tradición heladera y junto al buen clima de algunas de sus ciudades y el turismo hace que este se consuma prácticamente durante todo el año. Son muchos los emprendedores que se animan a abrir su propia heladería y es en este momento cuando surge la gran pregunta: ¿cómo montar una heladería?
Por qué montar una heladería
En primer lugar, debemos analizar bien por qué montar una heladería, una de las razones ya ha sido mencionada anteriormente, en España hay un gran consumo de helado ya que además está de moda. Ha dejado de ser un producto estacional para ser un producto que se consume casi todo el año.
Pese a que, podemos pensar que los helados forman parte de lo conocido como ‘comida basura’, los helados artesanos pueden ser un elemento sano y equilibrado ya que incluye ingredientes como la leche, el agua, los frutos secos o la fruta. Además existen multitud de variantes que puedes adaptar a las necesidades del cliente como los helados sin lactosa, helados sin gluten, helados de yogurt con toppings o fruta fresca… Por lo que encaja con la filosofía foodie y de vida sana.
Por último, montar una heladería es relativamente sencillo ya que se necesita menos maquinaría que otros negocios de restauración. Si además de heladería quieres aprovechar para ofrecer otros servicios puedes ofrecer desayunos o meriendas, los cuales tampoco necesitan de mucho equipamiento.
La importancia de elegir el tipo de negocio a la hora de montar una heladería
Lo más común es optar por una heladería propia de estilo artesanal o por una franquicia. Para montar una heladería propia se deben seguir los mismos pasos que con otros negocios de restauración como cumplir con las medidas de seguridad e higiene exigidas por ley, disponer de un local acondicionado para ello, comprar la maquinaría necesaria, solicitar una licencia de apertura, contratar plantilla especializada en la elaboración de helados si no somos heladeros nosotros mismos, etc.
Las franquicias cuentan cada vez con más presencia, aunque en ocasiones cuentan con un menor margen de maniobra para el franquiciado, suelen ser más sencillas de abrir que una heladería propia. Una de sus principales ventajas es que los riesgos y gastos suelen reducirse, pero para ello deberás cumplir con unos requisitos mínimos que dependerán de la franquicia elegida.